Capacidad de Riesgo Vs Tolerancia al Riesgo
- yosorep
- 21 sept
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Son dos conceptos que antes de entrar a definir y explicar cómo deben ser tenidos en cuenta en la planificación financiera, quiero expresar unas reflexiones sobre la incertidumbre y las decisiones que rodean a estos conceptos.
Estos no deberían enfrentarse. Como en la mayoría de las cosas, buscar el punto común es la mejor solución o decisión a tomar. Y en el caso de la planificación financiera y a la hora de tomar decisiones de inversión, deberíamos ser conscientes del segundo y decidir con el primero. Y el punto común que indicamos se consigue con información y educación. Pero vayamos viendo antes otras cosas…
N. N. Taleb ha estudiado sobre riesgo e incertidumbre, la ha vivido como inversor y como operador en los mercados y lo ha explicado en numerosas páginas de su bibliografía. El conoce la incertidumbre bien y es algo que debemos manejar todos en el siglo que vivimos.
Meto aquí esta coletilla o introducción para empezar por señalar que en las decisiones que tomamos, en muchos casos ya no estamos solos dos personas: el médico y el paciente, el asesor y el cliente. Ahora, tenemos un intervencionista que no se juega la piel, pero que influye en las decisiones. El legislador.
Como también dice Annie Duke, tomar decisiones está influida por la suerte. Las decisiones son buenas o malas con independencia del resultado y de la suerte que puede influir en el. Por ello, si queremos decidir bien, tenemos que apostar por lo probable, por lo empírico, por lo que tiene resultado de manera recurrente. Y no por lo que pueda ocurrir que no sabemos, aunque seamos conscientes de ello. Para ello, para tener en cuenta la suerte, tenemos otras opciones a tener en cuenta, pero no deben afectar a la decisión correcta.
Debemos ser conscientes que el propio sistema legal y las medidas reguladoras hacen que los médicos y los asesores pongan la responsabilidad y el riesgo en el lugar equivocado. La regulación también provoca iatrogenia o efectos secundarios no previstos o tenidos en cuenta.
Una vuelta tan grande para hacer ver que la regulación ha sesgado en las decisiones profesionales de asesores y médicos a no jugarse la piel, y a tener conflictos de intereses que ocultan riesgos y beneficios propios en el corto plazo que suelen perjudicar en el largo plazo al enfermo o el cliente.
Los perfilados de riesgos de los clientes pueden ser perjudiciales para la salud del cliente que solo tiene en cuenta y mira las rentabilidades del corto plazo en vez de los hitos vitales y la longevidad como fenómeno actual que se desenvuelven en el largo plazo. De este modo, sólo resolvemos el problema para en el mejor de los casos salvar el corto plazo transfiriendo el riesgo al inversor en el largo plazo, a un futuro más lejano que no atenderá sus necesidades. No necesitamos a un médico de consulta o a un banquero de inversión. Necesitamos a una persona de confianza que vayamos a ver con nosotros, a nuestro lado, en todos los momentos de nuestra vida. Contrastando que nuestros proyectos vitales se cumplen y defendiendo como suyos desde el principio hasta en los peores momentos que el futuro nos depare.
Entonces, “entrando en harina”, como se suele decir, el riesgo es algo que debemos tener muy en cuenta en nuestras inversiones a la hora de decidirlas. Pero para la persona que realmente quiere ocuparse de su futuro, respeta el dinero, y da valor al fruto de su esfuerzo y su trabajo, debe planificar financieramente su futuro con el asesoramiento apropiado y con el conocimiento suficiente. Ello solo es posible con la figura de un planificador financiero que en asuntos de riesgo debe ser consciente y conoce el riesgo y cómo manejarlo.
El perfil de riesgo es un aspecto fundamental en la toma de decisiones de inversión, porque este perfil nos permitirá alcanzar determinadas rentabilidades con ayuda del horizonte temporal o, todo lo contrario. Importante matizar que ambos, perfil y horizonte, van de la mano en una relación simbiótica fundamental. Para ello, hay que ser realista y tomar un papel educador y aclarador por parte del planificador, que permita aceptar el riesgo más conveniente y objetivo. Y para ello debemos tomar en cuenta dos aspectos diferentes e importantes:
· Capacidad de riesgo. Es una característica netamente financiera y objetiva, correspondiente al grado en que una persona o el propio plan financiero puede soportar el impacto de eventos negativos e inesperados que afecten al plan estratégico. Es una capacidad de resiliencia.
· Tolerancia al riesgo. Es completamente subjetivo y responde al nivel de riesgo dispuesto a asumir por la persona, normalmente correlacionado con sus conocimientos o cultura financiera. Es una capacidad de aguante: “umbral de insomnio”.
La tolerancia al riesgo es un grado emocional o psicológico con el que una persona acepta la posibilidad de perder dinero. Puede y debe educarse, porque no tiene un trasfondo real de la persona o familia a la que le afecta. Además de que cada persona tiene el suyo y puede perjudicar al del resto de la familia.
La capacidad de asumir riesgos depende de factores objetivos como ingresos, patrimonio, deudas, edad y horizonte de los proyectos vitales. Y es muy importante tener en cuenta que cuando planificamos nuestras finanzas los objetivos no son rentabilidades a conseguir sino proyectos vitales que queremos alcanzar o atender.
Y teniendo muy en cuenta esta última observación, en relación a la planificación financiera y el perfil de riesgo encontramos otro componente determinante, el perfil de riesgo requerido que corresponde al que debemos asumir en base a los objetivos que queremos alcanzar financieramente. Este último determina qué combinación de riesgos y rentabilidad debemos asumir para poder alcanzar las corrientes financieras necesarias que puedan cubrir en un futuro los hitos vitales propuestos.
Observamos aquí, volviendo a la vuelta importante con la que introduje toda esta explicación que, la tolerancia al riesgo se suele medir en base a la legislación que obliga a través de los test MIFID usando cuestionarios, como el test de idoneidad y conveniencia. Y estos test no tienen en cuenta la objetividad de la capacidad de riesgo necesaria en la planificación financiera.
Una persona con pocos pasivos y un fondo de emergencia amplio tiene mayor capacidad para asumir riesgos. Y esta es una ventaja que a nuestro favor permitirá que podamos educar a las familias en la capacidad de asumir riesgos que no tolera por desconocimiento o experiencias anteriores, normalmente de malas decisiones o mal asesoramiento.
La verdadera definición de riesgos es no poder alcanzar el volumen de recursos necesarios en la fecha necesaria. El riesgo financiero es la posibilidad de que una inversión o actividad económica no genere los resultados esperados, afectando negativamente la rentabilidad, liquidez o estabilidad de quien la realiza. Por tanto, no es cuestión de tener pérdidas o volatilidad, es cuestión de no llegar…
Por dar alguna información más, referente al perfil de riesgo y teniendo en cuenta la tolerancia y su regulación (que ya hemos señalado debemos conocer, pero nos puede perjudicar más que ayudar), podemos dar una serie de perfiles y sus descripciones:
· Conservador |
Busca seguridad y estabilidad. Prefiere inversiones de bajo riesgo como bonos o depósitos. |
· Moderado |
Acepta cierta volatilidad a cambio de mejores rendimientos a medio plazo. |
· Agresivo |
Está dispuesto a asumir grandes fluctuaciones para obtener altos rendimientos a largo plazo. |
Conocer tu perfil de riesgo
Conocer tu perfil de riesgos pero desde la capacidad de riesgo y planificando tus inversiones te ayudará con la ayuda del planificador y tu conocimiento a:
Elegir productos financieros adecuados a tus hitos vitales.
Construir una cartera equilibrada a tus necesidades de riesgo a asumir.
Evitar decisiones impulsivas en momentos de volatilidad.
Alinear tus inversiones con tus objetivos y tu tranquilidad emocional.
Por último, en referencia al riesgo que debemos asumir en nuestra planificación, dos factores son principales a la hora de buscar nuestras inversiones: la inflación y la volatilidad.
Por norma, las personas informadas, que planifican y no solo reciben asesoramiento, que persiguen objetivos vitales, y que aprenden a reconocer su capacidad de riesgos reconocerán la inflación como enemigo principal a largo plazo para su patrimonio financiero, reconocerán sus rentabilidades en términos reales y tendrán en cuenta la volatilidad en la justa medida y función de los plazos de sus proyectos.
La persona menos informada y con baja tolerancia al riesgo, subestima la inflación y pondera en exceso la volatilidad.




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