Controla la locura del perro
- yosorep
- 18 may
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Decía André Kostolany que “… la bolsa atraviesa un período de histeria y sus cambios oscilan en zigzag incontrolable; abajo, arriba, abajo. Es como un hombre que pasea a su perro por la calle. El hombre sigue su paso de manera continua y regular: esto es la industria. El perro corre, avanza, salta de un lado para otro, regresa donde está su dueño, se delante de nuevo y así sucesivamente. Su camino se parece al que siguen las acciones y los valores, con sus mismos movimientos de avance y retroceso. Pero ambos siguen avanzando, el dueño y el perro, y finalmente llegan a la meta de su paseo. Mientras el hombre ha andado un kilómetro, su perro, para hacer el mismo camino, habrá recorrido dos o tres veces esa distancia. Así se mueven los cambios en una bolsa desordenada. Dan dos pasos adelante y un paso atrás, pero acompañan en su avance a la expansión industrial”.
Esta manera de explicar la relación entre la bolsa y las economías viene al caso ahora, porque como indica esta especie de parábola, ocurre de manera recurrente.
Hemos visto en los mercados últimamente movimientos que, no debieran haber pasado inadvertidos para la mayoría en el sentido de no sufrir sorpresa.
Apuntando más al hecho concreto, que vendría además confirmado con otra serie de parábolas que nos indican que la historia se repite, hemos visto como los últimos acontecimientos provocados por Trump han provocado incertidumbre en los mercados y “movimientos de perro”.
Me imagino que a aquellos que sin conocer la frase de Kostolany si conocen el mercado, la economía y la historia que Trump ha dejado en su anterior legislatura, han sido capaces de leer el mercado y qué posibles movimientos iba a sufrir.
Por lo tanto, habrán hecho lo conveniente para que, si no han aprovechado el movimiento, al menos han sido capaces de no ser arrastrados por la inconsciente actitud del perro, que ni recuerda la historia, ni tiene posibilidad de reaccionar de manera racional.
Pero además de ser consciente de la manera de negociar del presidente de Estados Unidos, para los que siguen, conocen o empiezan a ser capaces de reconocer en los datos macroeconómicos la situación de la economía, pueden ser más conscientes de la relación entre bolsa y economía, sus ciclos distintos pero relacionados y poder discernir para actuar.
El horizonte del dueño del perro, que controla y sigue por el rabillo de su ojo a la mascota, mira hacia la economía a través de las lentes de los indicadores económicos. Preferentemente a los indicadores adelantados que de manera más temprana nos señalan los cambios económicos.
No predicen la bolsa, porque como ya hemos indicado, la bolsa maneja expectativas y se mueve en el corto plazo. Pero el indicador económico puede darnos una señal de posible punto de inflexión del ciclo económico siendo una herramienta menos volátil que el mercado. Eso sí, sabiendo también que el comportamiento de los ciclos económicos en sus recesiones y expansiones, se comportan de manera asimétrica. Siendo las recesiones eventos más drásticos.
En definitiva, y siendo ferviente creyente de la economía conductual, seamos conscientes de cómo se comportan los perros que llevamos dentro los inversores y no les lancemos, sesgos, rumores, sentimientos, noticias y todo aquello que lo poner nervioso.
Seamos conscientes de a dónde conduce nuestro paseo, para terminar relajados y enteros, física, psíquica y financieramente. Y si compramos un perro, seamos conscientes de que la ayuda que nos dará y acompañará en un futuro, requiere conocerlo y amarlo al tiempo que educarlo.

Idea desde el libro El inversor global, de Hugo Ferrer.
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