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EL RIESGO DE LONGEVIDAD

  • yosorep
  • 7 sept
  • 3 Min. de lectura

 

El riesgo de longevidad es uno de los desafíos más importantes en la planificación financiera para la jubilación, especialmente en sociedades donde la esperanza de vida sigue aumentando.


Consiste en la posibilidad de vivir más años de lo previsto, lo cual puede parecer positivo, pero implica que tus ahorros y pensiones deben durar más tiempo. Si no se planifica bien, podrías quedarte sin recursos en los últimos años de vida.


De la mano del llamado riesgo de secuencia, que se produce cuando nuestras inversiones dedicadas a la jubilación sufren las consecuencias de una recesión en la economía y afectación en nuestras inversiones.


Equilibrar ambos riesgos es esencial para garantizar tener suficiente dinero que dure en la jubilación.

El riesgo de longevidad tiene un impacto en la jubilación generando la incertidumbre de sobrevivir a los ahorros dedicados a la jubilación. Una situación que debemos tener muy en cuenta cuando los avances de la salud y la medicina, permiten que las personas sobrevivan más cada año que pasa. De modo que con una vida media de 84 años en España, el crecimiento de esta referencia sigue una ritmo de un año más de media por cada cuatro que pasan.


En cualquier caso. esto obliga a tener en cuenta en la planificación la posibilidad de una jubilación más larga y en este caso asegurar un capital suficiente y unas fuentes de ingresos alternativas suficientes si queremos mantener el estilo de vida que nos hemos propuesto.


Como hemos indicado, este riesgo se gestiona en paralelo con el riesgo de secuencia debiendo considerar una serie de factores como la estrategia de inversión, los porcentajes que retiramos cada año del capital ahorrado y los tipos de inversión que mantenemos para generar tasas de capitalización necesarias.


Podríamos señalar que el riesgo de longevidad nos afectará las finanzas de nuestra jubilación con cuatro efectos fundamentales:


  • Mayor duración de los gastos: Necesitas cubrir más años de vivienda, alimentación, ocio y salud.


  • Inflación acumulada: El poder adquisitivo de tus ahorros puede disminuir con el tiempo.


  • Costes médicos crecientes: A medida que envejecemos, los gastos en salud tienden a aumentar.


  • Presión sobre sistemas públicos: Las pensiones estatales pueden no ser suficientes si la población vive más tiempo.

 

Podemos señalar varias estrategias orientadas a resolver o mitigar el riesgo de longevidad:

 

  • Retrasar el acceso a la pensión. Existen opciones de acceso a la jubilación retrasada, en las que podemos seguir trabajando en condiciones más relajadas y con ingresos y cotizaciones.


  • Rentas vitalicias: Productos financieros que garantizan ingresos de por vida, a cambio de una inversión inicial. Este producto de ahorro permite confirmar una renta hasta fallecimiento.


  • Diversificación de ingresos: Combinar pensiones públicas, ahorros privados, inversiones y seguros de una manera apropiada que permita salvar los riesgos de secuencia y longevidad.


  • Planificación médica: Considerar seguros de salud hasta ciertas edades y dependencia para cubrir gastos futuros. La posibilidad de que los gastos médicos puedan elevarse en el futuro debe ser tenido en cuenta en una correcta planificación.


  • Cálculo realista de esperanza de vida: Usar estimaciones conservadoras para evitar quedarte corto. Tener antecedentes longevos pueden ser una referencia, si bien no es nada definitivo.


  • Mantener una estrategia apropiada de retiro. Es decir, poder mantener unas adecuadas cantidades o porcentajes de retirada de los fondos capitalizados, junto con una estrategia de compartimentos o cubos con activos que puedan atender las necesidades en los plazos cortos, medios y largos aprovechando la mejor rentabilidad posible.


En este último punto, la correcta asignación de activos es fundamental para poder resolver este problema. Tener muy en cuenta en ese sentido la capacidad de riesgo de cada persona como referencia relevante, más allá del nivel de aversión al riesgo, para poder asignar activos que permitan cumplir los hitos vitales, incluido el riesgo de longevidad.


También es importante la revisión periódica de los objetivos para detectar las desviaciones y poder hacer los ajustes pertinentes en función de los hitos marcados y la evolución de las inversiones y nuestra salud.

Una buena planificación financiera y de jubilación no solo se basa en cuánto tienes, sino en cuánto tiempo necesitas que dure. Consultar con un asesor financiero se convierte en algo fundamental para ello.


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