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Jugarse la piel: introducción a una serie de escritos futuros.

  • yosorep
  • 15 nov
  • 5 Min. de lectura

Hay libros que no se leen: se encarnan. Jugarse la piel, de Nassim Nicholas Taleb, es uno de ellos. No se trata de una obra para subrayar y citar, que también hago, sino sobre todo para confrontar y conocer mejor la realidad y la complejidad del mundo. Para dejar que nos incomode, nos sacuda y, si estamos dispuestos, nos transforme.


Eso es lo que hace el autor en cada uno de sus libros, y me gusta su forma de entender el mundo alejado de la complacencia, que busca darte de oportunidad de crecer en la incomodidad para no solo ser mejor, que eso es insuficiente, sino para encontrarte a ti, y para buscar la verdad.


Este libro gira en torno a una idea tan antigua como olvidada: la verdad se prueba en el cuerpo. No hay conocimiento sin riesgo, ni ética sin exposición. Taleb lo llama skin in the game —jugarse la piel—, y lo despliega en torno a cuatro ejes fundamentales:


  1. Incertidumbre y fiabilidad del conocimiento: distinguir entre saber hacer y saber decir. El conocimiento práctico, forjado en la acción, no es lo mismo que el conocimiento académico, muchas veces estéril y desconectado del mundo real. A este segundo es al que seguimos sin preguntarnos, aceptando la pastilla azul. Taleb es Morfeo, que extiende la mano para que elijas.


  2. Simetría moral en los asuntos humanos: La verdadera ética no se decreta: se demuestra cuando quien toma decisiones también asume sus consecuencias.


    • Equidad

    • Justicia

    • Responsabilidad

    • Reciprocidad



  3. Intercambio de información en las transacciones: La transparencia no es un adorno, sino una forma de respeto. Ocultar riesgos o asimetrías en una relación es una forma de violencia. Como ocurre con el precio en los mercados, la no intervención salvo la de los agentes que sí buscan una relación estable y de mejora, aunque en principio propia, mejora la situación de todos. El filósofo moral Adam Smith, en su obra general y en Las Riquezas de las Naciones da ejemplos y principios fundamentales sobre este aspecto.


  4. Racionalidad en sistemas complejos: La razón no es una torre de marfil. En el mundo real, la racionalidad se prueba en la incertidumbre, en el error, en el tiempo. Sin obviar la importancia de la razón, el racionalismo se ha demostrado inconsistente cuando no tiene en cuenta la condición humana. El último siglo ha sido extenso en contrastación de cómo el comportamiento humano, en su entorno complejo, añade complejidad en cada acción y decisión que toma. El cientifismo es el error contrastado de los racionalistas, y la economía del comportamiento un ejemplo profundo de la complejidad.


Taleb no separa conocimiento de ética, ni competencia de responsabilidad. Porque comprender el mundo no es una cuestión de teoría, sino de exposición. Solo quien se juega la piel —quien arriesga, quien paga el precio de sus errores— puede hablar con autoridad. Lo demás es cosmética. Taleb nos enseñará a distinguir y diferenciar entre conocimiento práctico y cosmético


Esta serie de entradas no pretende resumir el libro, sino dialogar con él desde la tierra, desde la experiencia, desde la necesidad de recuperar una forma de estar en el mundo que no se escude en la retórica ni en la delegación. Porque, como dice Taleb, hemos sustituido lo esencial por lo accesorio:


  • Acción por narrativa

  • Práctica por teoría

  • Honor por reputación

  • Conocimiento por charlatanería

  • Ética por legalidad

  • Compromiso por señalización

  • Amor por dinero


Y así, poco a poco, hemos dejado de jugarnos la piel.


Pero hay otra vía. Más antigua, más exigente, más humana. La del que se expone, se equivoca, aprende, y vuelve a intentarlo. La del que no habla de justicia sin haberla sufrido. La del que no predica lo que no practica. La del que, como decían los griegos, aprende a través del dolor: pathemata mathemata.


Esta serie es una invitación a recorrer esa vía. A pensar con los pies en la tierra. A recuperar la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. A recordar que no hay verdad sin riesgo, ni sabiduría sin piel.


Para poder poner una referencia que conecte esta presentación de Jugarse la piel con ejemplos actuales en política, finanzas, tecnología y cultura, que te permita identificar cómo el concepto de Taleb se manifiesta —o se traiciona— en la vida cotidiana, detallo una aserie de ejemplos:



Jugarse la piel en la realidad actual


La tesis de Taleb no es abstracta: se encarna en hechos que vemos cada día. El mundo moderno está lleno de decisiones tomadas por personas que no pagan el precio de sus errores. Y también —aunque menos visibles— de quienes sí se lo juegan todo por lo que creen.



Política sin exposición


Muchos líderes toman decisiones que afectan a millones sin asumir consecuencias personales. Taleb critica a los “burócratas sin piel en el juego”: aquellos que legislan desde la distancia, protegidos por privilegios, sin riesgo ni responsabilidad. Hoy cualquier ley justifica aquello que se quiere realizar, sin riesgos para el beneficiado, olvidando lo fundamental. La ética. Nada es bueno por seguir la ley en su aspecto positivo, lo es por su esencia principal que deviene de la ética.


Ejemplo actual: los rescates financieros a bancos o empresas mal gestionadas, donde los directivos conservan sus bonos mientras los ciudadanos pagan la factura. No podemos olvidar por ejemplo el nazismo.



Finanzas y asimetría moral


En Wall Street, los gestores de fondos ganan comisiones incluso cuando sus clientes pierden dinero. Taleb denuncia esta asimetría: “si ganas, cobras; si pierdes, no pasa nada”. Esto ocurre tan cerca todavía como donde tienes tus ahorros. Educarse es empezar a jugarse la piel, porque es el principio de la acción por tomar decisiones.


Ejemplo actual: los productos financieros complejos vendidos sin transparencia a pequeños inversores, como ocurrió con las hipotecas subprime o ciertos fondos de pensiones.



Tecnología sin responsabilidad


Las grandes plataformas digitales diseñan algoritmos que moldean el comportamiento social, pero se escudan en la neutralidad técnica. Están capitalizando tu atención y tus datos.


Ejempló actual: redes sociales que amplifican discursos polarizantes o adictivos, mientras sus creadores no sufren las consecuencias psicológicas o sociales que generan. Recuerda que cuando algo es gratis, el producto eres tu.



Ciencia vs cientifismo


Taleb distingue entre ciencia (con piel en el juego: experimentación, error, revisión) y cientifismo (dogma sin exposición). Desde siempre y más hoy, se asumen teoría como verdades, cuando la mayoría de ellas están subvencionadas por intereses del sufragados. Recuerda, la tierra como centro del universo y su condición plana, también fueron teoría. Hoy tenemos muchas como esas.


Ejemplo actual: expertos que hacen predicciones sin asumir el coste de su error, como en modelos económicos o sanitarios que fallan sin consecuencias personales. Recuerda siempre: busca los incentivos de quién propone.



Emprendedores vs ejecutivos



El emprendedor se juega su reputación, su dinero, su tiempo. El ejecutivo, muchas veces, casi todas, no. Recuérdalo cada vez que inviertas en una empresa, sobre todo grande. La mayoría de los Bancos, por ejemplo, sufren un problema de agencia en su dirección. La empresa no es de los socios, es de los gerentes.


Ejemplo actual: pequeñas empresas que innovan desde la necesidad, frente a grandes corporaciones que externalizan el riesgo y blindan sus decisiones con cláusulas legales. Nunca pasa nada a los gestores con sus errores.



Taleb nos invita a mirar con otros ojos: no tanto qué se dice, sino quién lo dice y qué se juega al decirlo. En las próximas entradas, veremos ejemplos con reflexiones más profundas sobre la coherencia, la reciprocidad, y el aprendizaje a través del error. Solo con ejemplos podremos entender el concepto, lo veremos en su acción —o en su ausencia—.


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