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La Torá del Mesías.

  • yosorep
  • 18 sept 2020
  • 10 Min. de lectura

Queda clara la importancia del mensaje de Jesús en el sermón de la montaña. La lección de cristología y la señal de camino para sus discípulos, que no son otros que los que voluntariamente le siguen, de manera universal y a mi parecer no limitadamente religiosa.


Sin embargo como el título encabeza, en un grado más religioso, conviene comentar lo que supone esa nueva Torá, esperada y que expresamente señala, se ha dicho, pero yo os digo...


Jesús expresa clara y radicalmente que no ha venido a abolir la ley, sino que en contra debe cumplirse...Pero si es cierto que nos regala con una trascendente plenitud de la misma, que nos hará libres de ella. No en el sentido elusivo, sino en el sentido de que la ley emanará directamente de nuestro comportamiento y ninguna ley podrá ya hacernos reo ni esclavo de la misma.


S. Pablo en la carta a los Gálatas habla de la Ley de Cristo y en 5, 1ss : "para que seamos libres nos ha liberado Cristo. Permaneced , pues, firmes y no os dejéis someter al nuevo yugo de la esclavitud"...."Habéis sido llamados para la libertad"...."Pero no toméis la libertad como pretexto para vuestros apetitos desordenados, antes bien, haceos esclavos los unos de los otros por amor"....Deja muy claro que la libertad que nos ofrece y la que realmente nos hace libres es la libertad para el bien que se deja guiar por el amor que permite el espíritu de Dios y que nos permite ser libres de las leyes positivas que nos rodean.


La Torá de Jesús, Cristo , el Mesías, es totalmente nueva; y dando cumplimiento a la Ley de Moisés (entonces) libera verdaderamente de las "esclavitudes desordenadas" que "en aquel tiempo" y en todos los tiempos nos encontremos. Ahora la referencia es el Amor; al prójimo como a ti mismo - y no nos olvidemos de la segunda parte- y la moral cristiana no consiste en un sometimiento a la ley y a Dios, sino en seguir a Jesús y encontrarlo tanto en nosotros como en las relaciones con las demás personas:


JESÚS NO DIJO: eres una adúltera, sino YO NO TE CONDENO, (Jn 8,36).


JESÚS NO DIJO: eres una histérica, sino que curó a aquella mujer que perdía la vida (sangre), (Lc 8,43).


JESÚS NO DIJO: eres un neurótico perdido, sino que equilibró a aquellos hombres epilépticos, neuróticos (endemoniados), (Mt 9,32).


JESÚS NO DIJO: este centurión romano es un invasor y opresor, sino que dijo: no he visto en Israel una fe tan grande, (Lc 7,9).


JESÚS NO DIJO a Pedro: me has negado, sino que le dijo ¿me amas? (Jn 21,15-17).


JESÚS NO DIJO a Judas: eres un traidor, sino que tras darle el pan le dirá: amigo ¿con un beso me entregas? (Mt 26,60).


JESÚS NO DIJO eres un vulgar ladrón. Sino que dijo: hoy estarás conmigo en el paraíso, Lc 23,39.


Está es la moral cristiana. El amor....Lo demás son tergiversaciones o excusas....La Nueva Ley y la relación personal con Dios, que se cumple en las recomendaciones de la montaña harán lo demás...Pero requiere voluntad y esfuerzo además de la fe.


En el evangelio de Mateo y en el sermón de la montaña en particular, igual que posteriormente viese S. Pablo, se entiende que el espíritu de Jesucristo propone a la ley un camino de vida abierto a todos, universal y alejado de los preceptos rígidos y casi políticos de la ley: circuncisión, alimentos, purificación, el sábado...etc. Ahora la nueva ley abarca a todos los pueblos del mundo y la descendencia no es lo importante, sino el Espíritu. Ni Dios ni Cristo es de nadie, sino de sus discípulos. Ser cristiano tampoco es un derecho a Dios o Cristo que lo apropie. Dios no ofrece la continuidad de su relación con el hombre para limitarse a un pueblo o uno elegidos. Seguir a Cristo y reconocer el cambio abre un camino de Vida a todo aquel que lo desee.


La Torá del Mesías, supone una fidelidad de Dios a sí mismo y lealtad a la fe de Israel. Pues en Mt 5, 17-19 expresamente Jesús dice que no viene a abolir la ley sino a dar plenitud; se ha de seguir y enseñar. De llevar a un cumplimiento que sea mejorado en una comprensión y sentido más completo de la ley. Un grado superior de justicia necesario: …"si no sois mejores que los letrados y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". No hablamos de más rigor, sino de más amor y consideración por el prójimo. El yo os digo … no refuta la Ley de Moisés; en ningún momento. Sin embargo, la autoridad de Jesús, que espanta o asombra a las autoridades políticas, legales y religiosas, se fundan en la capacidad que se arroga como legislador. Como Dios mismo. A su misma altura.


En la nueva Torá , la idea fundamental es la centralidad de Jesús. Y eso es lo que aleja directamente de la Torá del AT. Jesús es Dios. Es amor y ahora deconstruye ciertos aspectos de esa ley. Haremos referencia a el cuarto mandamiento en el que se pide honrar a los padres; sobre el tercer mandamiento en observar al sábado; y por último en la propia santidad.


LA DISPUTA SOBRE EL SABADO.


El sábado es una observancia escrupulosa del judío creyente, consecuencia de la Alianza con Dios. Sin embargo Jesús viene a darle otro valor que ha sido interpretado de diversas maneras. Mc 2, 27 " el sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" . Una versión nueva y antropocéntrica de la Ley. Y de esta versión se ha desprendido una idea de liberación del hombre. Una libertad recurrente que define el hombre que Jesús propone , pero no una visión propiamente liberal de los mandamientos. Esta versión liberal ha degenerado en algunos casos en una idea interesada de la imagen de Jesús liberal. Pero una defensa del hombre y un rechazo de la hipocresía no es una génesis de un Jesús liberal ni de un cristianismo liberal.


Se puede entender como uno de los puntos centrales de la controversia entre Jesús y el valor sagrado del sábado en el momento en que los discípulos arrancan las espigas. Si bien hay otros momentos, relacionados de manera más directa con el propio Jesús, como cuando el mismo decide curar en sábado; en este concreto caso Jesús libera a las personas, a sus discípulos, de esa ley. La profundidad de la controversia viene dada en el ejemplo y las palabras con las que quiere dejar claro el modo verdadero de honrar a Dios: "quiero misericordia y no sacrificio". Y para ello hace uso del conocimiento no sólo de la Ley, sino de la historia propia de Israel, al hacerles ver cómo David come en la casa del señor los panes de la ofrenda, a los que solo tienen opción los sacerdotes. Ahora deja entrever de una manera importante la importancia de la persona en relación con el sacrificio y la ley, y vuelve a hacerse centro y sus discípulos son sacerdotes "capacitados" para hacer lo que hacen, ya que son parte de su círculo cercano. El del Mesías.


Por otro lado, reseñaré que el día de descanso, además de una imitación de Dios, que descansa tras la creación, es una norma básica desde mi punto de vista personal. Muchas religiones ponen como obligaciones lo que en realidad vienen siendo normas sociales de salud y de "buena vida": ayuno, aseo, … En este caso el descanso necesario para la condición humana trabajadora.


Se puede reconocer una dimensión puramente teológica en el significado que el sábado tiene para Jesús. Una dimensión de nuevo cristológica; teología de Cristo centrada en Cristo. Jesús es el nuevo sábado. Y como apunta en grito: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla..." (Mt 11, 25-30). Ahora la ley es sencilla para la gente sencilla. Libre e insisto no liberal. Y centrada en Cristo porque afirma Jesús: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Jesús nos da el ejemplo y nos muestra el camino. Reconoce la realidad y la dificultad y peso que puede suponer la vida diaria. Pero el sábado es El, que alivia con su esperanza y guía de vivir. El, es el Sábado necesario, descanso, Palabra y vida: el yugo se hará ligero.


El Hijo del hombre es el señor del sábado, una reivindicación de autoridad de Jesús, que ocupa el lugar de la Torá: palabra de Dios en persona. " En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios". Bonito, claro y sencillo.


Aunque parezca lo contrario, como la historia no ha entendido y dado la razón. Esta centralidad de Cristo y la importancia de los discípulos y apóstoles sobre el sábado no pretende separar religiones. Se puede reconocer la amenaza social y religiosa que supone esta nueva visión de la Ley que supera la persona y el Hijo del Hombre, pero no tiene sentido de separación, como ha terminado siendo. Un nuevo camino a la síntesis, no sólo cristiano-judía, sino interreligioso, se hace necesario, justo y benéfico para la humanidad.


EL CUARTO MANDAMIENTO.


"Honra a tu padre y a tu madre: así se prolongarán tus días en la tierra, que el Señor , tu Dios , te va a dar". Ex 20,12.


Este mandamiento del AT, tiene un valor y una importancia vital en el pueblo de Israel. Pero también en cualquier pueblo. Proclama una ley de supervivencia y a la vez de progreso. La comunidad de la familia y del respeto se convierte en un orden requerido y de protección divina, que da lugar al establecimiento, construcción y desarrollo de una espacio vital del pueblo, ordenamiento fundamental de la familiar y dese ahí hasta la patria el país incluso.


Es un núcleo íntimo y vital comprometido por Jesús..., ¿o no?.


Jesús pone de partida en entredicho algo de todo ello, cuando le indican que sus hermanos y madre le esperan para hablar y contesta: "¿quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?. Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Mt 12,46-50.


Esta afirmación ha sido reconocida como amenaza individualista, que al rechazar el orden social del eterno Israel, amenaza del mismo modo las bases de condiciones jurídicas, sociales y políticas en torno al que se desarrolló un pueblo-país. De nuevo aquí volvemos a la centralidad de Jesús y la dimensión cristológica; Jesús, Cristo, reivindica una nueva comunidad en la que Jesús es Dios, es la Torá, pues todo lo que Jesús exige, propone o pide sólo puede tener sentido con un Cristo-Dios.

Pero Jesús redescubre o pone al descubierto parte de la Ley que en Salmos y Libros propone ser luz del mundo y salvación de todos los pueblos y no solo del Israel eterno. Estamos en la trascendencia del mensaje de Dios. La universalidad del mensaje.


Esta universalidad es la respuesta a la comprometida pregunta y tentación . ¿Qué ha traído Jesús al mundo?. Sigue habiendo guerras, miseria y problemas...la condición humana lo permite. Pero el mensaje ya está para todos y no es único de un grupo. Ahora la nueva familia es el grupo de todos los seres humanos. La condición es la comunión con Jesús y su mensaje, la voluntad de Dios. No excluye al resto, pero reconocer y aceptar la palabra; la escucha y aplicación obediente (Jesús ora, escucha y obedece) de un Padre que es Dios centra y actualiza el mandamiento. Recordando que no es cambiar la ley es elevarla. El Padre es Dios, la familia es toda la Iglesia.

Podríamos incluso concluir que con Jesús, y sus palabras, se produce una desconexión de las leyes y el ordenamiento jurídico y político de la ley de Dios o divina y la sacralidad. Da paso a una nueva línea, a un sistema de libertad y moral más modernos. Dios estará detrás y sabemos lo que quiere, pero el hombre trasciende a una libertad jurídica y moral propias que en la historia a tenido una aplicación variable de esta libertad.

La referencia es un discernimiento de lo moral, justo y bueno, que no es atribuible en exclusiva desde y a partir de Jesús, pues verdaderamente los griegos clásicos en el caso de los estoicos ya defendían virtudes personales muy alineadas con el mensaje de Jesús. La diferencia es sin embargo que la llamada a la libertad del cristiano es una libertad iluminada, en el sentido de tener un fundamento en la comunión con la voluntad de Jesús, de Dios. (vivir según la naturaleza para los estoicos).

Esta comunión con Dios en la libertad política y jurídica positiva ha corrido el riesgo que ha sufrido. La universalidad y la justa laicidad del Estado, se han convertido en muchos casos en laicismo, objeto profano que apoyan en el olvido de Dios, búsqueda del éxito sin Dios.

Consecuencia de ello la ley positiva y la gestión del Estado no ha mejorado en muchos casos. La autoridad de Dios y centralidad a través de Jesús requieren fe y sobre todo observación obediente de la Palabra. caso contrario degenera en las mismas condiciones que Jesús niega, que contra-propone y que no solo no hacen libre a la persona, sino esclavo de personas, instituciones, leyes y de sí mismo. El cristiano debe tener presente siempre la relación superación-cumplimiento que propone Jesús. Mejorar la ley con libertad, bajo la centralidad de Jesús, su Torá y obediencia de fe a la misma.


En cualquier caso, como la ortodoxia de la Iglesia defiende, no se comprende el mensaje de Jesús sin todo el AT. Jesús es el nuevo Moisés, la ley y los profetas permiten en tender mejor su mensaje, su rescate de universalidad, libertad del hombre ante una ley que mejora y trasciende, donde el centro es Dios y las personas. En realidad el judaísmo se queda atrás en la evolución que proféticamente propone en su Libro. El cristiano accede a una opción más desarrollada. Queda cumplirla con ejemplo, obediencia centrada en Dios y su mensaje y trascendencia universal.


COMPROMISO. RADICALIDAD PROFETICA. SER SANTO.


Un tercer elemento fundamental de la nueva Torá, se desenvuelve sobre la segunda tabla del decálogo. En este sentido sobre la referencia fundamental del mensaje de Jesús. El Amor.


Ahora, abordamos una nueva radicalidad de la justicia ante Dios. Ahora no solo basta no matar, sino que es necesario y obligatorio la reconciliación: salir al encuentro del hermano con el que estamos enfadados, personar las ofensas, no devolver el golpe. Amar al hermano, al enemigo y a uno mismo.


El derecho y las normas de la Torá veterotestamentaria, ha dado lugar a una diferenciación de normas dadas en llamar como derecho casuístico y derecho apodíctico.


El derecho casuístico regula las normas que sin ser propias o directas de Dios, permiten el ordenamiento social y la convivencia de las personas. Regulan situaciones muy concretas, prácticas y referentes a la vida cotidiana. Conllevan en muchos casos una pena o resarcimiento. Son susceptibles y necesarias de modificación y adecuamiento a le evolución social.

Sin embargo en el caso del derecho apodíctico, como la acepción expresa son una realidad incondicionalmente cierta y necesaria. Se pronuncian en nombre de Dios, son morales, sin sanciones concretas, universales. Son meta-normas, reglas o principios fundamentales.


La relación entre las dos normas es continua en un dialogo que hace que las normas de derecho casuístico se adapten, corrijan desarrollen y confronten con la garantía de las normas de derecho apodíctico como permanentes, divinas y fundamentales.


En la nueva Torá; en el sermón de la montaña, Jesús no hace nada totalmente nuevo. Y poniendo a la voluntad de Dios como la mayor justicia para sus hijos, supera y completa la Torá que desarrollan profetas, le da plenitud con una radicalidad orientada al amor. Pero repito, no sustituyendo, sino dando plenitud al cumplimiento de la ley.

El cristianismo deberá recalibrar y formular constantemente el ordenamiento social, una doctrina social cristiana. Una base estable garante de la dignidad del hombre a partir de la dignidad de Dios.










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