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Planificación financiera: planificación de la jubilación.

  • yosorep
  • 29 nov 2024
  • 13 Min. de lectura

Dentro de la planificación financiera, la planificación financiera de la jubilación es un hito y objetivo de referencia que por sí mismo hace necesaria esta planificación.

Pero para hacer esta planificación hay que conocer no solo cómo, sino el por qué es necesario en función de la realidad y el paradigma que rodea a toda esta etapa de la vida.



El entorno actual de la jubilación.


En el sistema de jubilación actual nos encontramos con un cambio de paradigma debido a cambios sociales importantes en los últimos años que serán plenamente relevantes en las próximas décadas:


·        Mayor riqueza.

·        Mayor esperanza de vida.

·        Mayor posibilidad de sobrevivir con secuelas en la salud.


Quizás los dos últimos podrían resumirse en la entrada de la era de la longevidad.


Es notablemente actual que el desarrollo a nivel mundial está alcanzando cada vez más a toda la población. El salto en los últimos 50 años ha sido más que notable, y ello se nota también en el propio crecimiento poblacional. Países desarrollados y países emergentes, aun con diferencias entre ellos y con diferencias sociales, han alcanzado niveles de mayor riqueza, elevados estándares de vida, con mayor esperanza de vida y posibilidades de sobrevivir.


Del mismo modo, se está reduciendo la natalidad, provocando dos efectos: limitación a las familias de una red de apoyo familiar tras la jubilación y el envejecimiento, y proyección de una reducción de la viabilidad del estado de bienestar a largo plazo.


Asimismo, se está reduciendo notablemente la viabilidad de los sistemas de pensiones públicos y en cierto grado también de las empresas desde hace 30 años.


Si bien la esperanza de vida sigue creciendo, manteniendo una población estable que se incrementa con las cada vez menores tasas de nacimientos, la pendiente de este incremento de esperanza de 3 meses por cada año de vida, parece que tiende a perder fuerza e inclinación. La esperanza de vida ha crecido y crece con el crecimiento paralelo de la esperanza de vida con salud plena.


La esperanza de vida saludable y los años de vida con algún grado de incapacidad se ha incrementado de manera paulatina y guarda una correlación positiva con el nivel de gasto en salud, alimentación, etc. Por lo tanto, son dos drivers a tener en cuenta en los próximos años y en la planificación financiera, sobre todo en la etapa de ciclo de vida que afecta a las personas con más edad.


Otro efecto es que con independencia de que sí exista la correlación de la salud con el nivel de vida o poder adquisitivo o patrimonial, se está reduciendo y de manera general a partir de los 65 años la probabilidad de llegar a los 85, esperanza de vida en España, es del 50%, con un 74% de probabilidad de que en una pareja alguno de los miembros alcanza la esperanza de vida.


Otro de los efectos visibles y constatados es que cada vez hay un mayor distanciamiento entre la edad biológica y la edad cronológica, permitiendo un estado favorable de jubilación activa provocada por avances en la salud, alimentación, ejercicio, etc.


El común ciclo de vida que hasta ahora hemos conocido de formación-trabajo-jubilación, se está transformando a uno más flexible en el que la formación se hace necesaria en todo el ciclo de la vida y generan las edades múltiples, más allá de las tres comunes, con combinaciones nuevas de formación de crecimiento, reciclaje, trabajo parcial con o sin jubilación, y retraso en la propia jubilación. Otro cambio necesario para el sistema de pensiones y para las personas que viven esta nueva sociedad.


La tasa de fertilidad ha bajado en un proceso que viene ocurriendo desde 1950 en los países desarrollados y que ya se traslada a países emergentes y otras culturas que hasta ahora la procreación suponía un estado de normalidad. Los países y familias, mejor alimentados y con cobertura sanitaria, no ven en la natalidad una necesidad para el sostenimiento de la familia, pero que de hecho si está provocando que la red familiar sea cada vez más débil.


La globalización ha sido también una condición importante en la situación actual, en donde el crecimiento económico se ha expandido, el ingreso per cápita también y todos tenemos cada vez más capacidad de acceso a mejores cosas a mejores precios. La tecnología aquí también ha tenido un papel importante, que solo puede ser frenado por las políticas económicas y fiscales de los gobiernos generadoras de inflación y empobrecimiento. Estos dos últimos aspectos, se convierten relevantes en la planificación financiera de cara a la jubilación.


Otro de los procesos sociológicos que se producen es el interés y en muchos casos posibilidad real de jubilarse antes, gracias también a la planificación más o menos formal. Esto ha generado una tendencia generalizada de reducción de la tasa de participación laboral de personas mayores de 65 años, si bien se ha mantenido estable en los últimos años, y quizás el nuevo paradigma del sistema de pensiones haga necesario revertir esta situación.


En este nuevo paradigma que se está desarrollando, la actual jubilación requiere un nuevo equilibrio entre prosperidad, felicidad y buena salud. Una nueva combinación de situación económica según la geografía, estatus social y psicológico apoyado en un estado de salud física y atención de la salud. El planteamiento y la reflexión se hace necesaria no solo para las personas que está planificando ya su jubilación sino también haciéndolo extensiva a la reflexión del resto de la familia. Especialmente los hijos.



Plantearse el nuevo paradigma de la jubilación


Tenemos que considerar todos los cambios que se están produciendo y los que quedan aún por ocurrir y desarrollarse. Una situación que, si bien tiene aspectos favorables, como el desarrollo económico, o el incremento de la esperanza de vida, conlleva otros efectos paralelos que debemos plantearnos para no sufrir sorpresas. Y es aquí donde la planificación financiera en general y la planificación de la jubilación en particular, se convierten en una necesidad y obligación, no una opción.


Para poder esperar una jubilación tranquila hemos de plantearnos cosas que hoy día nos pueden afectar, sin olvidar y dejar de mirar a las evoluciones y cambios que puedan sobrevenir. Los retos que hoy están frente a la jubilación son:


·        Mayores y mejores niveles de vida activos que, no necesariamente se puedan mantener durante la jubilación. Serán difíciles de mantener sin hacer nada por nuestra parte, pero nadie lo tiene presente o toma parte activa en la solución.


·        Menor capacidad del Estado de Bienestar. Es algo obvio, aunque algunos no miren de frente a esta situación. Cubrir el nivel de vida con la pensión será cada vez más difícil por el propio camino que toma la economía, pero además agravado con la más clara imposibilidad del Estado de poder atendernos.


·        Una situación de cada vez mayor soledad y dependencia sin correspondencia familiar. Cada vez menos hijos, más nómadas y lejanos, son una realidad que afecta cada vez a más mayores.


·        La longevidad por sí de significar vivir más años, significa también una necesidad mayor de recursos durante más tiempo. Recursos vinculados con la salud, dependencia, compañía, etc.


·        Mayor demanda de ocio activo, que supone una necesidad de ser cubierto con los ahorros de nuestra vida.



Estas y otras preguntas y cuestiones son necesarias de ser reflexionadas y tomar parte y acción sobre ellas. Pero mejor a la edad más temprana posible, porque los objetivos vitales y más concretamente los de nuestra jubilación, mejor tenerlos en cuenta y actuar con tiempo. Priorizar siempre es necesario. Y la jubilación debe ser un objetivo vital indiscutible de toda persona.


Pero sin ser pesimista, e insistiendo en que debemos tomar decisiones, hemos de ser conscientes que nos encontraremos con obstáculos, la mayor de las veces en nosotros mismos. Estos obstáculos serían:


·        Hay que considerar que el Estado de Bienestar no podrá seguir con el nivel actual y afectará a la jubilación, la salud, la educación, etc.


·        Elegimos otras prioridades cortoplacistas antes de tomar decisiones sobre las que nos afectarán en un futuro. Procrastinación.


·        Estar convencidos que con ahorrar y con inversiones aleatorias, no planificadas, o un plan de pensiones resolveremos nuestros problemas futuros.


·        Infraponderar el nivel de vida requerido durante la jubilación. Es difícil creer que, si no hemos sido cautos en el nivel de vida activo, este pueda ser controlado y reducido en el futuro.


·        Infraponderar el riesgo de longevidad. Cuánto viviremos y en qué condiciones.


La planificación financiera de nuestra jubilación tratará de responder a la duda de cómo podremos mantener nuestro nivel de vida futuro o el que correspondientemente nos planteemos. Es un planteamiento en este caso de parejas si las tenemos, en el que tendremos que identificar los ingresos y gastos que prevemos tendremos en esos momentos y descubriendo un déficit, buscar la manera de cubrirlo antes de la fecha. Y una vez cubierto, contar con el plan necesario para seguir generando pasivamente cuando nuestra actividad no exista.


Hemos de diferenciar de manera muy concreta los tres aspectos esenciales:


·        Gastos.

·        Ingresos no financieros: pensiones, rentas, dividendos, etc.

·        Ingresos financieros: provenientes de las inversiones en activos financieros.


A nivel de gastos tener en cuenta el nivel de vida deseado, la inflación esperada y la seguridad de poder atender imprevistos gastos adicionales (margen de seguridad).


Los ingresos no financieros serán los que nos “toquen” de la pensión, en realidad indeterminados, y ciertamente dudosos, así como su tasa de crecimiento. Por ello es necesario contar con otros ingresos de rentas de alquileres, dividendos de acciones y otros pagos de inversiones en negocio no cotizados.


Por último, los ingresos financieros, con capacidad acumulativa, deberán ser fuente de capitalización a tiempo que cubren los déficits que se generen de la diferencia de los dos apartados anteriores.


 

Los gastos


Tanto los gastos como los ingresos futuros son difíciles de determinar. Pero eso no debe eludir el ejercicio de proyectar.


En el caso de los gastos, para poder ver los gastos de la jubilación tenemos dos posibilidades de hacerlo:


·        Tener como referencia un porcentaje sobre el salario previo a la jubilación.


·        Capitalizar un nivel de gasto actual.


La realidad puede que sea diferente a estos cálculos, pero para ello tenemos como parte el proceso de planificación la revisión y ajuste pertinente a los objetivos.


En el caso de tomar como referencia el porcentaje sobre el salario neto previo a la jubilación lo que estaremos haciendo no es más que tomar como referencia el nivel de vida como porcentaje de los ingresos. Esta referencia al menos es real. Es lo que estamos acostumbrados a gastar. Destacaremos algunos matices de este cálculo:


·        Se tiene en cuenta el salario neto tras pagar el irpf.


·        Se debe aplicar un factor de ajuste sobre esta cantidad, que dependiendo de la situación familiar, hábitos, capacidad económica, oscilará entre el 70-90% de los ingresos.


·        Se debería hacer una proyección conservadora.


·        Aplicar un factor de crecimiento del salario, el cual podrá ser superior o menos en función de condiciones y circunstancias subjetivas como la mayor o menor proyección profesional.


Esta opción no es la mejor cuando las posibilidades de proyección profesional son elevadas o el salario sea muy alto.


En el caso del cálculo como capitalización del nivel de gasto actual, estaremos tomando un opción más práctica y simple. Concreta porque corresponde con una referencia real y actual y que nos puede hacer tener una idea más exacta de como vivir. Deberemos tener en cuenta la inflación esperada en los próximos años que nos queden hasta la jubilación aplicados al gasto actual modificado con la expectativa que tengamos de nivel de vida a la jubilación.


Hasta aquí, hemos calculado los gastos que tendremos previsto tener a partir de la etapa previa a la jubilación, su primer año, pero este nivel es el que queremos mantener desde nuestra jubilación, por lo que para calcular los gastos totales durante la jubilación deberán ser calculados hasta una fecha de referencia como la vida media o esperanza de vida, teniendo en cuenta la inflación, conocer el monto total necesario y descontarlo a valor presente de la jubilación. La formula utilizada sería el del cálculo de una renta:


·        Geométrica (factor de progresión)

·        Diferida (se inicia posteriormente al momento en que se calcula: jubilación).

·        Prepagable (el flujo es necesario al inicio de cada año para los gastos de ese año).


El cálculo requerirá saber:

 

·       El importe de la primera renta, que es el gasto deseado el primer año de jubilación.

·       La tasa de crecimiento g de la renta, que será el de la inflación.

·       La tasa de interés de descuento y correspondiente a la rentabilidad de las inversiones financieras.

·       El número de anualidades requeridas como jubilado n, que serán +1 respecto a los años de vida previstos. (n+1)-

 

Parecen cálculos complicados, pero automatizados, con la fórmula correspondiente que no ha lugar poner aquí, tendremos el resultado de capital que necesitaremos para vivir jubilados n años. También hay que recalcar que cálculos a tan largo plazo, con proyecciones y datos no reales, nos obligará con seguridad a hacer seguimiento y modificaciones. Pero esto no justifica no hacer los cálculos.

Además, cualquier gasto adicional que se quiera realizar durante la etapa de la jubilación requerirá cálculos diferentes o una estrategia separada. (ayuda a hijos, viajes especiales, cambio de coches y reformas, etc..).


 

Los ingresos no financieros.


Nos referimos de manera más concreta a tres ingresos principales:

 

·       Pensión de jubilación.

·       Alquileres.

·       Dividendos.


Todas estas fuentes, además de generar flujos para atender la jubilación, podrán ser fuente de ahorro. De manera muy especial, los activos que generan alquileres y las acciones son fuentes de flujos con vocación de trascender a generaciones posteriores a través de la herencia. Si no se consideran para mantener y generar flujos, no pueden ser tenidos en cuenta en este apartado.

 

            La pensión de jubilación


La pensión de jubilación se puede hoy consultar en la página de la SS. Otra cosa es ser capaz de aceptar esos cálculos.

De todos modos, esta se determina en función de los siguientes parámetros:

 

 

·       Coeficiente por edad de jubilación.

 

A partir de 2012 la edad de jubilación era a los 67, en un proceso de aplicación paulatina que se implementará totalmente en 2027. Es decir, después de esa fecha nadie se jubilaría antes de los 67 años.


·       Coeficiente por años de cotización.


Actualmente es posible jubilarse a los 65 años si se tiene una vida laboral completa. Esta se ha ido incrementando desde los 35 años hasta 2012, a los 38 y seis meses. Los casos de jubilación anticipada dependerán de que sea voluntaria o no. La jubilación anticipada no voluntaria se dará hasta 4 años antes de la legal, teniendo 33 años cotizados, aplicando una reducción por cada mes que se anticipe la jubilación, con un máximo de 30%. El caso de la jubilación anticipada voluntaria la anticipación no puede ser superior a los dos años, con 35 años cotizados, aplicando una reducción por cada mes que se anticipe con un máximo de 21%.


También es posible prolongar la vida laboral con la jubilación demorada o diferida, habiendo cotizado al menos 15 años, con el beneficio de un porcentaje adicional en la jubilación por cada año adicional cotizado de entre el 2 y el 4% en función de los años cotizados, o una cantidad fija por año cotizado que oscila entre 5.000 y 12.000 €. También es posible una opción mixta.


Para acceder a 100% de la pensión es necesario haber cotizado 37 años y los mínimos años cotizados para cobrar pensión son 15 teniendo que estar al menos 2 en los 15 años anteriores al cobro de esta.


·       Base reguladora.


Desde 2022, el numero de años para el cálculo de la base reguladora es de 25 años. Los dos últimos años se integran por su valor nominal y los 23 anteriores se actualizan con el IPC, sumando un total de 300 bases (25x12) divididas entre 350 (25x14 pagas).


·       Incremento por número de hijos.


Se aplica a las mujeres según el número de hijos que tengan: 5% x 2 hijos; 10% x 3 hijos; 15% por 4 hijos o más. Aplica tanto a hijos naturales como adoptivos.


En su momento el factor de sostenibilidad era parte de los parámetros para el cálculo, pero en la actualidad se ha quedado fuera. Este factor tenía en cuenta la esperanza de vida de modo que a mayor esperanza de vida se reducía la pensión. Quedó derogada en 2022.


La pensión máxima de jubilación 2024 es de 3.175,04 € brutas en 14 pagas (44.450,56 € año). Supuesta una retención media del 20% son 2.540,03 €.


La base máxima de cotización de 2024 es de 4.720,50 €, 56.646 € anuales. Sobre esta se hacen los descuentos y pagos por contingencias comunes, desempleo, FOGASA y Formación profesional, que sin entrar en los % concretos y resumiendo, la cotización de la base máxima mensual es de 1.711,18 €/mes, 20.534,18 €/año. La empresa aporta el 29.90% y el trabajador 6.35%. En total la aportación de nuestro sueldo es de 36.25% en este caso.


Desde diciembre de 2023 se añade el 0.6% como aportación extraordinaria de “mecanismos de Equidad Intergeneracional” (MEI).


La pensión mínima asciende a 14.466 €/año para mayores de 65 con cónyuge a cargo y 11.552,80 €/año sin cónyuge, o 10.966,20 €/año con cónyuge no a cargo.


En el caso de hacer proyecciones sobre las pensiones a cobrar, el criterio más importante es ser prudente y conservador y esperar revalorizaciones lo más bajas posibles.


            La pensión de viudedad.


Son beneficiarios los que hayan tenido vínculo matrimonial (pareja de hecho) con el fallecido y no hayan vuelto a contraer matrimonio.

El importe es el 52% de la base reguladora del fallecido, con casos especiales por bajos ingresos o cargas familiares que pueden hacerlas llegar a 60-70%.

Esta pensión es compatible con las rentas de trabajo, pensiones de jubilación e incapacidad permanente.


            La pensión de orfandad.


Son beneficiarios los hijos del fallecido y los de su cónyuge, con más de dos años casados, y siempre que haya dependencia económica.

Los hijos deben ser menores de 21 años o 25 en otros supuestos o caso de estar estudiando.

El importe es el 20% de la base reguladora del fallecido y por hijo, no debiendo superar la suma de pensiones por orfandad y viudedad el 100% de la base reguladora del fallecido.


 

En general, a la hora de realizar las proyecciones, es más apropiado ser conservador con el crecimiento de la pensión y reducir el importe esperado hoy en día. Deberemos hallar el valor presente de los flujos, igual que como con los gastos.



            Alquileres.


Es otra fuente de ingresos e inversión recomendable para la jubilación. En este caso las rentas de alquileres deberán tenerse en cuenta neto de gastos e impuestos, lo que suele suponer entre un 10-20% de reducción del alquiler bruto.


Se debería tener en cuenta también un capital para reformas, derramas y eventos inesperados. Y es fundamental que este activo sea tenido en cuenta con carácter de herencia para los descendientes. Si se va a vender, no tiene sentido tenerlo en cuenta como ingresos no financieros.

 

Llegados a este punto, en el que tenemos calculados los gastos que necesitaremos en a la fecha de jubilación para vivir n años y los ingresos no financieros, nos encontraremos con una diferencia que será positiva o negativa. En el segundo caso, más habitual, tendremos que valorar los activos que tenemos o necesitamos para poder generar ingresos complementarios que cubran este déficit.


 

Los ingresos financieros.


Tendremos que mirar para hacer cálculos la cartera de activos financieros que tenemos, su crecimiento y capacidad de generar rentas y capital en el periodo de jubilación. Esta situación predispone la necesidad de haber realizado antes una planificación financiera con ahorro e inversión que capitalice nuestro patrimonio.


Así, una vez calculado el déficit entre los gastos necesarios para la jubilación y los ingresos no financieros, debemos mirar a la cartera de activos financieros y los ingresos y acumulaciones que generan, para llevar a fecha de jubilación y juzgar si es necesario hacer algún tipo de cambio o complementación.


Si del resultado final se hace necesario un plan de ahorro adicional para cubrir el déficit, será necesario calcular sobre esa cantidad el importe anual a aportar con un supuesto de capitalización y en su caso de aportaciones crecientes que cubra el desfase.


Otra opción es reducir el nivel de vida, calculando el conveniente, que pueda permitirse la familia obviando el déficit y con las fuentes totales de ingresos financieros y no financieros que disponen en la actualidad.


Alternativamente, es posible iniciar el objetivo de forma deficitaria revisando las posibilidades alternativas en cada revisión anual.


Pero, en definitiva, será necesario integrar en la proyección y planificación todas las circunstancias que rodean a la familia:


·        Progresión profesional.

·        Capacidad de ahorro total.

·        Capacidad de incrementar el ahorro.

·        Objetivos que se prevean tener en el periodo a la jubilación, que son materia de la planificación financiera general:


o   Educación de los hijos.

o   Viajes y otros hitos de ocio.

o   Reformas y otras inversiones

o   Etc.…

 




 

 

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