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Planificación Financiera: seguridad en la familia II

  • yosorep
  • 17 nov 2024
  • 10 Min. de lectura

En esta segunda entrada, algo más larga, completamos la información necesaria del proceso general de planificación financiera, con la información de los roles que intervienen en la misma y los seis pilares fundamentales del proceso.


 

Roles diferenciados en la Planificación Financiera Personal.

 

Retomando las figuras que de manera fundamental participan en la planificación, estaríamos hablando de tres:

 

1.      Banco.

2.      Cliente.

3.      Asesor o planificador.

 

El banco debiera priorizar una orientación de servicio por encima de los productos, y tiene la posibilidad desde su servicio de banca privada o de inversión de compartir y ofrecer asesoramiento, con la posibilidad de una arquitectura abierta, entendida esta como la posibilidad de ofrecer productos financieros no propios del banco, Además debe dar soporte informativo y reporte del estado de las inversiones. En el mismo sentido, ser referente en posibles operaciones de financiación o utilización de deuda para inversiones inmobiliarias o necesidades alternativas de consumo.

Esto sería posible si a modo de resumen se producen una serie de prácticas:

 

·        Reorientación de los objetivos de los empleados.

·        Permitir dedicación en tiempo y de calidad con los clientes.

·        Amplia oferta de productos y servicios, que incluyen la arquitectura abierta*.

·        Eliminación o restricción de campañas de productos.

·        Reducción de conflictos de interés.

·        Dar soporte operativo eficaz, a nivel de información fiscal, reporting, cumplimiento normativo, permitiendo al planificador centrarse en los detalles relevantes y de gestión.

 

(*la arquitectura abierta se refiere a un modelo de comercialización de productos financieros en los que la entidad ofrece una gama amplia de los mismos y de servicios financieros tanto propios como de otras entidades, son mostrar preferencia o sesgo por alguno de los dos.)

 

Los clientes deben ocuparse y preocuparse porque el asesoramiento en la planificación sea real, independiente y con objetivos concretos y de largo plazo, y no caer en el error de los “caramelos” cortoplacistas de las rentabilidades objetivo. Para ello, necesitan establecer una confianza y relación con el planificador que cumpla una serie de requisitos:

 

·        Sinceridad y transparencia en la manifestación de datos, información y deseos.

·        No limitar, ni omitir información. No descartar ninguna.

·        Decidir conociendo, aprendiendo y haciéndose responsable de las decisiones financieras y vitales tomadas.

·        No buscar o generar situaciones competitivas entre asesores.

·        La referencia de generación de ingresos y de proyectos es la familia.

 

El asesor y planificador tiene un papel relevante, siendo centro de la actividad de la planificación, coordinando las gestiones de los distintos asesores, no solo financieros, que sean requeridos en la gestión. En el caso de los bancos, un buen asesor financiero o planificador puede y debe dar un excelente servicio incluso si su entidad no se lo facilita: ser un buen profesional. Debe generar la confianza para que el cliente sea sincero y transparente, y reporte toda la información necesaria para la mejor de las decisiones. Y por supuesto requiere tener unos conocimientos y habilidades consolidadas, actualizadas, no solo financieras y patrimoniales, sino también sociales. (conocimiento, habilidad y experiencia).

 

 

Seis pilares en la Planificación Financiera Personal.

La PFP se apoya en seis pilares sobre los que satelizan todos los problemas y cuestiones vitales. Manejar y controlar estos seis pilares resolverán en muchos casos esas necesidades que necesitamos cubrir, o al menos, permitirán buscar soluciones desde una situación más solvente. Enumerados cada uno de ellos son:

 

1.      Gestión financiera.

2.      Gestión de activos.

3.      Gestión de riesgos.

4.      Planificación fiscal.

5.      Planificación de la jubilación.

6.      Planificación sucesoria.

Vamos a ver cada una de ellas con algo más de detalle…

 

Gestión financiera.

 

Podríamos concretar que el objetivo de la gestión financiera es buscar el equilibrio financiero. Este equilibrio se alcanza siendo conscientes y controlando nuestros ingresos y gastos. Esto conlleva una tarea altamente metodológica y de hábito, usando las herramientas básicas de contabilidad: presupuesto y balance familiar. No es necesario tener conocimientos especiales de contabilidad. Si una firmeza de método para poder alcanzar un grado de consciencia de los gastos que tenemos, el nivel de vida que disfrutamos y las posibilidades reales y planteamientos que podemos acometer. Como dice el divulgador Sergio Fernández, se trata de contarte la verdad, de ser sincero contigo, y darte la oportunidad de reflexionar.

 

Gestión de activos.

 

En este apartado, buscaremos la sinergia de la gestión financiera y la ejecución del balance familiar. Debemos contabilizar todos los activos que conforman el patrimonio de la familia, ya sean activos financieros, inmobiliarios o incluso empresas y negocios. Todos con la característica común en muchos casos de ser fuente de flujos monetarios para la familia, de ser productivos. Es importante tener en este apartado una visión global de la capacidad de producir rentas y rentabilidad a la economía familiar.

Gestión de riesgos.

 

Es una parte muy importante, y en muchos casos sobre lo primero que debemos tomar decisiones en la familia. Sin embargo, no ocurre siempre así.

La gestión de riesgos no se refiere a los financieros y a conceptos propios de activos como la volatilidad. Como estamos hablando de la PFP, los riesgos a los que nos referimos son a los eventos negativos que pueden suponer para la familia los riesgos familiares o los riesgos vitales. De manera más concreta se trata de tener asegurado de manera racional los riesgos de vida, invalidez, vivienda, etc…, que pueden de manera eventual ocurrir y tirar por tierra todos nuestros planes y tranquilidad. Es una necesidad de salvar nuestra fragilidad ante eventos inesperados pero probables.

 

Planificación fiscal.

 

La planificación fiscal supone ser conscientes de las obligaciones que tenemos de contribución de manera justa con el Estado. La justicia incluye la capacidad y posibilidad de elusión de impuestos, es decir, de pagar los impuestos prescritos dentro de la legalidad, pero no más, de manera que se mantenga el sentido razonable de rentabilidad financiero-fiscal de nuestras inversiones que ayuden a conseguir los objetivos que nos proponemos. Hay que tener claro y ser conscientes que, para contribuir con el Estado los impuestos no son la única, ni mejor, ni principal manera de contribuir…

 

Planificación de la jubilación.

 

Este apartado de la planificación tiene relevancia fundamental. Es nuestro futuro. Un evento relevante y casi seguro, y en la mayoría de las ocasiones deseado. Conocer y ser conscientes del nivel de vida que queremos mantener tras nuestro período activo es fundamental para poder saber los niveles de ingresos y fuentes disponibles para cubrir esas necesidades futuras, teniendo muy en cuenta problemas concretos como los riesgos de la longevidad creciente y la capacidad del sistema de pensiones.

 

Planificación sucesoria.

 

En este apartado es tener en cuenta desde el momento cero, aspectos tan importantes como la herencia. Pero la planificación sucesoria no debe tratar de los aspectos patrimoniales y la fiscalidad de estos sino y sobre todo, de aspectos de planificación de carácter familiar. De conciliación, acuerdos, de motivar y desarrollar una cultura de trascendencia del patrimonio económico y afectivo. Gestionar la convivencia de la familia es también planificar la sucesión.

 

 

Todos estos apartados tienen un carácter transversal. Están interrelacionados y así debe ser. El sentido común, la consciencia y la ocupación el desarrollo de esta planificación completa se antojan fundamentales para la seguridad y convivencia de la familia.

 

Gestión Financiera.

 

Consiste básicamente en conocer y determinar los siguientes puntos clave:

 

·        Optimizar los ingresos y gastos de la unidad familiar.

·        Determinar su recurrencia.

·        Conocer la capacidad de ahorro.

·        Determinar el nivel de vida de la familia.

 

Lo normal de las familias es vivir día a día sin control de sus cuentas y llegar a fin de mes, ahorrando lo que sobre, si es el caso, y elaborando presupuestos básicos o mentales en el mejor de los casos, de manera muy informal y con un seguimiento irregular.

Lo que la planificación financiera propone es el uso de herramientas a través de las posibilidades que la informática dispone (normalmente hojas de cálculo) de:

 

·        Cuenta de resultados y Balance.

·        Presupuestos familiares (más sofisticado cálculo de flujos de caja).

·        Identificación de los gastos y clasificación en prescindibles y necesarios.

·        Calcular el nivel de vida y la capacidad de ahorro.

 

Con todo ello podremos contarnos la verdad, y tener la posibilidad o poner los remedios para llegar a fin de mes, evitando descubiertos, sobreendeudamiento por falta de un fondo de emergencia ni un nivel de vida equilibrado (nivel vida<ingresos).

 

Gestión de activos.

 

Si bien la gestión de activos sería necesaria por sí misma, con la ayuda de asesoramiento o la capacidad individual, la planificación financiera supera esta gestión de los activos. Ello es porque en la planificación financiera se debe preguntar primero, y con la información previa de la etapa anterior de la gestión financiera, por los objetivos financieros necesarios acordes con la situación familiar y los proyectos y necesidades que tengan en mente. En definitiva, consiste en:

 

·        Gestionar de manera coordinada los activos financieros y mobiliarios del cliente.

·        Tener en cuenta la situación personal y familiar y los objetivos financieros definidos.

 

En el mejor de los casos, quien tiene activos financieros son adquiridos por venta de bancos, sin objetivos concretos y en el mejor de los casos con asesoramiento o conocimientos para ello, pero sin tener en cuenta ninguna orientación vital. La gestión inmobiliaria también es corriente la autogestión, pero con la dudosa eficacia y la falta de planificación.

La planificación financiera obliga a establecer objetivos financieros alineados con los objetivos familiares, definiendo y coordinando las mejores opciones financieras y fiscales en función de los hitos marcados. La planificación nos permite entender que los activos financieros, inmobiliarios y profesionales, son los que nos ayudarán a cumplir nuestros objetivos. Y también, que, para todo ello, necesitamos un plan para generar ingresos, crear nuevas fuentes de ingresos y reinvertir. Es necesario un plan que evite el solapamiento de estrategias y no caer en el erro de pensar que ahorrando periódicamente se logran los objetivos.

 

Gestión de riesgos.

 

Me parece que es una parte fundamental de la planificación. Los riesgos no se pueden esquivar, entendiendo que las circunstancias que nos ocurran en la vida no siempre dependen de nosotros: accidentes, pérdidas de empleo, pérdidas de salud, incapacitaciones y muchas otras. Así como son inevitables muchas de estas circunstancias, lo que si podemos asegurar es disponer de capital para poder atender estas circunstancias contando con la tranquilidad de tener dinero para resolverlas o soportarlas mejor. El dinero que tienes (fondo de seguridad) o el que no tienes (seguros) y puedes necesitar.

En el caso de los seguros, estos harán frente a los problemas cuando no tenemos el dinero y necesitamos tiempo. Es por ello por lo que se hace necesario:

 

·        Identificar los riesgos que puedan desestabilizar el patrimonio y nuestra familia.

·        Gestionar los riesgos de tres maneras posible:

o   Reducir

o   Cubrir.

o   Asumir.

 

Comúnmente, en el caso de tener seguros, muchas veces son obligados, otros como consecuencia de venta cruzada de bancos y aseguradoras, algunos compromisos y en cualquier caso todos con una situación de infra o sobre aseguramiento.

Debemos reflexionar y hacer una valoración objetiva de nuestros riesgos patrimoniales, con objetividad. Ser conscientes de la exposición actual del cliente y su entorno familiar y hacer una valoración de los seguros actuales y cuales son necesarios realmente.

 

Planificación fiscal.

 

Es uno de los asuntos que suele interesar más, pero en muchos casos con una orientación no adecuada o al menos, que no tiene en cuenta ninguna planificación de la vida. Por ello en muchos casos, cuando tenemos activos financieros nos limitamos a seguir las recomendaciones del “asesor”, y aceptamos productos en los que la fiscalidad no es la más conveniente, nos focalizamos en el producto y la rentabilidad financiero-fiscal es algo que no debe verse en el corto plazo. Por ello se hace relevante dos aspectos:

 

·        Minimizar el impacto fiscal de las inversiones.

·        Postergar el pago de impuestos.

 

Todos los impuestos ya no solo evitables, sino que puedan aplazarse en el pago, permitirán mejorar la rentabilidad de nuestras inversiones y darán una posibilidad a la capitalización de los activos. Además, es conveniente integrar los diferentes impuestos en una estrategia que además tenga en cuenta la unidad familiar. Se trata de evitar una pobre rentabilidad financiero-fiscal y estar atado a determinados productos mucho tiempo, buscando conjugaciones apropiadas.

 

Planificación de la jubilación.

 

Planificar la jubilación es una tarea que se abandona la mayoría de las veces a acumular patrimonio sin sentido concreto, confiando en la pensión que nos quede tras trabajar y aportando a algún plan de pensiones o seguros de ahorro. Pero debiéramos tener dos cosas en cuenta:

 

·        Conocer el nivel de vida actual y saber el que queremos mantener en el futuro.

·        Gestionar el riesgo de longevidad. No sabemos cuanto ni las condiciones en que vamos a vivir el resto de la vida.

 

Debemos establecer las necesidades personales y de la familia para poder tratar una estrategia que las cubra. Esta estrategia deberá contar con planes de ahorro e inversión concretos que cubran dichas estrategias, invirtiendo de manera diversificada, no solo en activos financieros y con ventanas de liquidez apropiadas y flujos recurrentes.

 

Planificación sucesoria

 

Alguien dijo que morir con patrimonio es un error de cálculo. Solo estoy de acuerdo en lo de error de cálculo en el sentido de que es realmente difícil acertar. Yo, personalmente, me decanto por no acertar y por la estrategia de trascendencia. Venimos al mundo a hacer algo, y en ese algo entraría dejar la experiencia de conocimiento y relaciones con las personas que dejamos, pero además dejarles una seguridad que no solo debe ser financiera, sino de capacitación para generar esa seguridad por ellos mimos. Pero en la planificación sucesoria cuenta al menos con dos puntos relevantes:

 

·        Minimizar el impacto fiscal al traspasar el patrimonio.

·        Evitar los problemas familiares en la sucesión.

 

Ninguno de los dos se suele tener en cuenta y el segundo suele ser más doloroso. Y esto no es una obligación de los grandes patrimonios. Si bien es necesario la participación en muchos casos de figuras como notarios y abogados, el planificador le dará una visión más amplia 360º.

 

Para todo ello será necesario identificar claramente el patrimonio, los efectos de la sucesión en los miembros de la familia. Buscar la optimización fiscal y por supuesto tener una declaración de herederos registrada y un poder de incapacidad sobrevenida también.

 

A modo de resumen, he de reiterar que la planificación es importante por su alcance transversal, que supone además un proceso de reflexión y educativo individual y de la familia y que su objetivo se a focaliza en la trascendencia del patrimonio, de modo que ampare y beneficie a la familia completa. Resaltaría como ventajas resumidas:

 

·        Ayuda a la familia a conocerse y pensar qué quieren hacer con el patrimonio.

·        Trasciende los contenidos financieros.

·        Manifiesta los valores de la familia.

·        Evitar la improvisación y por tanto la posibilidad de error.

·        Prepara todo para reducir y evitar los conflictos familiares

·        Permite plantearse, y buscar medio para alcanzar los objetivos vitales, generando un proceso de revisión continua.

·        Ahorro de dinero.

·        Evitar el endeudamiento.

 

Pero existen obstáculos para que no realicemos planificación financiera personal. En el mejor de los casos, partimos de una capacidad de ahorro y una iniciativa a ahorrar, pero solo esta actividad es un proceso que en la mayoría de los casos es inercia. En un paso posterior, comprendiendo que el ahorro no es suficiente, se realiza un proceso de inversión sin objetivos concretos, lo que está llamado a dejarse llevar por impulsos. Planificar supone un grado o varios más de compromiso, de reflexión y pensar. Por ello, los principales obstáculos de la PFP son:

 

·        Considerar que es solo para grandes patrimonios e ingresos.

·        Creer que por no tener problemas financieros o de ingresos no es necesario.

·        Eludir el esfuerzo.

·        Procrastinación: aplazar las decisiones.

·        Desconocer las ventajas de planificar.

·        No contar con una oferta clara y resultados presentes e inmediatos.

·         

Es necesario tomar consciencia, manejarse con sentido común y reflexionar. Requiere un esfuerzo sin resultados inmediatos y ciertas privaciones.




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